Os presentamos a Pablo, un estudiante de bachillerato al que, como no puede ser de otra manera, le encanta jugar al fútbol. Pero los que le conocemos destacamos de él que en su cara sobresale la sonrisa contagiosa de un adolescente alegre y feliz.
Pablo acudió a nuestra clínica para una visita preventiva en la que detectamos que su maxilar era estrecho. Con su edad era posible expandir la base ósea mediante un expansor de paladar sin necesidad de intervención quirúrgica ni de microtornillos. Así, a finales de 2014, Pablo empezó la primera fase de su tratamiento de ortodoncia con expansor de paladar para conseguir la expansión del maxilar, además de lograr mayor espacio para los dientes definitivos. El expansor de paladar o disyuntor es un aparato fijo que va anclado a las muelas sin necesidad de alambres visibles.
Debido a que los dientes definitivos le salieron torcidos, tuvo que seguir posteriormente un tratamiento de ortodoncia correctiva para lograr la correcta alineación de los dientes una vez ya disponían de espacio para enderezarse y colocarse correctamente en la arcada. Al tratarse de un paciente adolescente, los dientes torcidos no podían ser enderezados con ortodoncia Invisalign, por lo que optamos por un tratamiento de ortodoncia con brackets de unos 24 meses. Con la colocación de brackets cerámicos en la parte superior y brackets metálicos en la inferior, el tratamiento de ortodoncia resultaría mucho más efectivo. Y Pablo podría seguir luciendo su sonrisa durante el tratamiento gracias a que los brackets cerámicos son más discretos.
El resultado ha sido excelente y para toda la vida.
Dicen que la sonrisa se contagia y con Pablo podemos asegurar que lo hemos comprobado.